
Violencia. Vandalismo. Piquetes. Jorge Rial comenzó la gala de expulsión de anoche de Gran Hermano con un tono que parecía que preanunciaba el comienzo de la invasión de la Academia Argentina de Letras a la casa. Pero el castigo sin razón es un delito y cuando George dejó de hablar después de casi cuarenta minutos me enteré finalmente cuál era el problema: los chicos iban a ser sancionados por Big Brother por una guerra de almohadones que había dejado algunos micrófonos y ceniceros rotos. La pena, que en un principio iba a ser el recorte de la mitad del presupuesto que reciben en comida por semana, de golpe despertó el rebelde interior de cada uno. Emanuel vociferaba por lo bajo, Emiliano y Martín P protestaban y todos parecían sinceramente indignados. Fast forward hasta las 12.30 de la noche y pasó lo que había estado esperando toda la velada: con casi el 59% de los votos (si uno se acuerda que había tres nominados, la conclusión es que realmente no la querían a esta chica), se fue expulsada Ariana, alias Angelina Jolie o la Bruja del Este, dependiendo si la odian o si le tienen ganas. La joven se fue en medio de un silencio importante de sus compañeros y mañana en el debate nos contará todo lo que queremos saber. Cuando la noche llegaba a su fin y la sanción finalmente quedó en suspenso (se decidió que sea el público quien se encargue de votar si debe aplicarse o no, lo que se sabrá en la gala del jueves), la frase de uno de los chicos me calentó el corazoncito y me hizo dar cuenta de que estaba frente al nacimiento de verdaderos revolucionarios: "A partir de ahora, durmamos todo el día, conviertámosnos en plantas". Sin palabras.
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